Dejar el alcohol

 ¿Por qué hay que dejar el alcohol?

El alcohol es una de las drogas más consumidas en nuestra sociedad. Esta percepción del alcohol ha contribuido a extender su consumo, no sólo entre los adultos, sino también entre los jóvenes y los adolescentes.

A pesar de que un uso moderado de alcohol pudiera ser beneficioso para la salud de algunas personas, para otras sus hábitos y patrones de consumo pueden llevarles a tener verdaderos problemas en el ámbito personal, familiar, profesional y social.

El principal componente de las bebidas alcohólicas es el etanol, un depresor del sistema nervioso central, aunque, en ocasiones, el alcohol se confunde erróneamente con un estimulante, ya que en un primer momento produce euforia y desinhibición conductual.

Los efectos del consumo de alcohol varían según las personas y las cantidades ingeridas:

  • Las personas con menos edad y que se encuentran en un proceso de desarrollo físico y hormonal son más susceptibles de una intoxicación.
  • Las personas con menor peso toleran menos cantidad de alcohol que las de mayor peso.
  • Las mujeres toleran menor cantidad de alcohol en su cuerpo que los hombres.
  • Ingerir alcohol con el estómago lleno, va a dificultar la intoxicación, igual que el beber de una forma más pausada y con tragos cortos y espaciados en el tiempo.

Dejar el alcohol: Efectos de la intoxicación según la cantidad etanol en sangre.

dejar el alcohol

Dependiendo de la cantidad de etanol que tengamos en la sangre, se van a ir produciendo diversos efectos:

  • A partir de una concentración en sangre de entre 0,03 y 0,12 mg/dl.: ligera euforia, aumento de la sociabilidad, aumento de la autoestima y disminución de la inhibición social. Disminución de la capacidad de atención, de enjuiciamiento y de control.
  • A partir de una concentración en sangre de 0,09 a 0,25 mg/dl.: disminución de las inhibiciones, disminución de la atención, pérdida del juicio crítico, alteración de la memoria y de la comprensión, menor respuesta a los estímulos sensoriales, baja capacidad de reacción, ligera descoordinación muscular e inestabilidad emocional.
  • A partir de una concentración en sangre de 0,18 a 0,30 mg/dl.: desorientación y confusión mental, mareos, alteraciones en la percepción, disminución del umbral del dolor, exageración en la manifestación de los sentimientos, alteración del equilibrio, descoordinación muscular y habla pastosa.
  • A partir de una concentración en sangre de 0,27 a 0,40 mg/dl.: apatía, inercia, incapacidad y descoordinación muscular, incapacidad de caminar y permanecer de pie, vómitos e incontinencia de esfínteres, estado alterado de la consciencia, sueño y estupor.
  • A partir de una concentración en sangre de 0,35 a 0,50 mg/dl.: inconsciencia completa, estado anestésico y coma, incontinencia de orina y heces, depresión y abolición de los reflejos, hipotermia, problemas en la respiración y en la circulación.
  • Por encima de 0,45 mg/dl se puede producir la muerte por parálisis respiratoria.

Dejar el alcohol: Dependencia

El alcohol produce dependencia, tanto física como psicológica. El tiempo necesario para desarrollar la dependencia física es muy breve. Las personas se inician en el consumo paulatinamente, pero llega un momento en el que no pueden prescindir del consumo de bebidas alcohólicas.

Encadenado al Alcohol

 

Dejar el alcohol: Efectos que produce el abuso continuado de alcohol

 

  • El alcohol afecta directamente al sistema nervioso produciendo daño cerebral, amnesia y pérdida de memoria. También puede provocar psicosis y demencias provocadas por un consumo continuado y abusivo.
  • Se producen alteraciones de sueño, con periodos de despertar y agitación a lo largo de la noche. También afecta a la respiración, provocando periodos de baja ventilación.
  • La ingesta de alcohol, aunque no sea de forma abusiva y continuada, provoca una acumulación de grasa en el hígado que puede llegar a ocasionar complicaciones hepáticas e incluso cirrosis.
  • El consumo de alcohol produce un déficit en el sistema inmunitario, lo que provoca mayor número de infecciones y de anemias.
  • El consumo de alcohol puede provocar gastritis y úlceras de estómago.
  • El alcohol también puede provocar estreñimiento o diarreas porque se ve afectada la motilidad y la secreción intestinal.
  • Aunque en un principio parezca que aumenta el deseo sexual, el consumo abusivo de alcohol puede ocasionar impotencia en los hombres y alteración en la regla o la menstruación en la mujer, pudiendo provocar la esterilidad.
  • El consumo de alcohol en mujeres embarazadas va a afectar directamente al desarrollo del feto, provocando un síndrome alcohólico fetal que puede generar malformaciones en el feto, daño en el sistema nervioso central, retraso del desarrollo y bajo peso al nacer, además de afectar al sistema inmunitario del feto, lo que provocará que sea más propenso a las infecciones.