El MDMA o éxtasis:

En los talleres de prevención de recaídas de dejar las drogas hemos hablado hoy de las drogas de diseño.

Las drogas de diseño o de síntesis son una serie de productos químicos que guardan semejanza en su estructura química y en sus acciones farmacológicas con las anfetaminas.

La principal de las drogas de diseño o de síntesis es el MDMA, cuyo nombre popular es el de éxtasis.

En 1912 se solicitó su patente como fármaco para disminuir el apetito.

En 1965, Alexander Shulgin pensó en la posible utilidad terapéutica del MDMA, lo que le llevó a ensayar con la sustancia en pacientes incluidos en tratamientos de psicoterapia. El motivo era que el MDMA facilita la introspección, la comunicación de los estados emocionales internos, la comunicación entre el paciente y el terapeuta y las relaciones interpersonales.

A comienzos de los años 80, el uso del éxtasis comenzó a experimentar un progresivo incremento, pasando a consumirse como sustancia recreativa.

Finalmente, el MDMA se convirtió en la última moda en drogas, siendo adoptada por el movimiento new age. Desde entonces, esta sustancia se asoció a la música house y a las fiestas denominadas raves, que son reuniones multitudinarias en espacios cerrados que se prolongan durante toda la noche, en las que la música house y el baile se acompaña de proyecciones de imágenes.

Hasta 1985 la sustancia era legal, siendo entonces cuando se inicia un debate entre los que consideraban que era una sustancia de abuso y los que defendían su capacidad terapéutica.

Un año después, la OMS acordó incluir el MDMA en la lista de sustancias dotadas de un alto potencial de abuso, además de concluir que incumplía las normas de seguridad de los medicamentos y que carecía de uso médico, convirtiéndose en una sustancia ilegal en todo el mundo.

El consumo de éxtasis suele ser recreativo y esporádico, estando especialmente relacionado con las actividades de ocio del fin de semana. En España, el uso del éxtasis se distribuye por igual en todas las capas sociales. La edad media del inicio en su consumo se sitúa en los18 años, siendo las edades comprendidas entre los 18 y los 24 años en las que es más frecuente. Con frecuencia se asocia al consumo de otras sustancias, tanto legales como ilegales.

Es frecuente que una persona haya consumido éxtasis sólo en una ocasión, lo que sugiere que la mayoría de los consumidores son experimentales o de tipo social. No obstante, el porcentaje de individuos que lo han consumido el último año y el último mes ha ido aumentando con los años, lo que prueba que su consumo se ha ido extendiendo.

Como sustancia recreativa, el MDMA tiene como fin la búsqueda de situaciones de euforia y el aumento en la percepción de estímulos, por lo que se consume en compañía de otras personas en actividades de ocio relacionadas con el baile y la música. Los consumidores de éxtasis acaban siendo impulsivos, ansiosos, con frecuentes cambios del estado de ánimo, y predispuestos a la búsqueda de sensaciones para experimentar nuevas formas de divertirse.

El MDMA se vende en la calle en forma de comprimidos, con diversos colores y decoraciones. La mayor parte de estos comprimidos tienen en su composición, junto al MDMA, derivados de éste, anfetaminas, cocaína, efedrina, cafeína, ketamina, LSD, etc… La gran cantidad de sustancias que componen las pastillas de éxtasis sugieren que muchos efectos tóxicos que produce pueden ser debidos o potenciados con principios activos distintos del MDMA.

El daño neuronal causado por El MDMA es debido principalmente a sus acciones sobre las neuronas productoras de serotonina. La gravedad de los efectos depende de la dosis y del número de administraciones. Las lesiones provocan síntomas como impulsividad, perturbación del sueño, ansiedad, alteraciones del estado de ánimo y trastornos de la alimentación.

Las alteraciones más específicas del MDMA se producen sobre el área afectiva. Provoca un aumento de la empatía, caracterizada por una sensación de menor alejamiento y de mayor intimidad con los demás, por un aumento de la capacidad para comunicarse y por la intensificación de la sensualidad. Incluso hay quien utiliza el MDMA como un vigorizante de la sexualidad porque propicia la cercanía emocional y exalta la sensualidad. También provoca un aumento de la energía física con un estado emocional positivo, que se traduce en una sensación de felicidad y con sentimientos de euforia y de autoconfianza.

El MDMA causa defectos en la atención, concentración, comprensión y aprendizaje, disminuyendo la capacidad y el deseo de realizar tareas físicas o mentales.

También aparece insomnio, pérdida del apetito, temblores, reflejos intensificados, hipersensibilidad, aumento de la frecuencia cardíaca, aumento de la temperatura, sudoración excesiva, deshidratación, etc…

El descenso de los efectos se caracteriza por somnolencia, fatiga con dolores musculares, disminución del estado de ánimo con sentimientos de tristeza y aburrimiento, malhumor, ansiedad, miedo, irritabilidad e insomnio.

Las reacciones adversas están asociadas a consumos esporádicos excesivos, a consumos muy frecuentes o a una predisposición del sujeto a padecerlas: golpe de calor, lesiones cerebrales por hemorragias, excesiva dilución de la sangre y algunos problemas hepáticos.