
Dejar las drogas – Toxicidad de los estimulantes y sobredosis
Los estimulantes psicomotores pueden producir tres clases de problemas severos para la salud. Primero, la toxicidad de dosis únicas puede provocar la muerte por sobredosis. Segundo, el consumo crónico de dosis progresivas conduce a problemas conductuales particulares. Y por último, hay numerosos problemas de salud asociados con el consumo a largo plazo que no son producidos específicamente por la droga en sí, sino por el estilo de vida de la toxicomanía.
Todas estas sustancias pueden matar en dosis de uso recreativo. Una dosis única, clínicamente apropiada, de anfetamina, metanfetamina, cocaína, metilfenidato o efedrina, rara vez produciría la muerte, a menos que el individuo tuviese un problema de salud subyacente. Pero las personas usan drogas de procedencia ilegal rara vez saben qué dosis están tomando. Asimismo, los niveles plasmáticos pueden aumentar gradualmente hasta niveles tóxicos durante el consumo prolongado, un patrón común de consumo de estimulantes. Es frecuente que la gente siga consumiendo cocaína hasta que sienten los efectos secundarios desagradables, pero tales señales de advertencia pueden llegar demasiado tarde si la droga se acumula en el organismo rápidamente.
¿Qué ocurre cuando los niveles en la sangre alcanzan niveles tóxicos? Los primeros efectos son simples exageraciones de la respuesta a la droga: la energía y la sensación de alerta se convierten en nerviosismo o incluso en paranoia y hostilidad, y el incremento del movimiento se vuelve repetitivo y sin sentido. El leve aumento del ritmo cardíaco se convierte en fuertes palpitaciones o dolores en el pecho, y la piel se enrojece con la subida de la temperatura corporal. Los dolores de cabeza son comunes debido a los efectos en los vasos sanguíneos. Las náuseas y el vómito acompañan estos síntomas. Los niveles tóxicos también pueden producir derrames cerebrales, ataques al corazón o aumentos fatales de la temperatura corporal. En el caso de la cocaína, el patrón es un poco distinto. El aumento de la temperatura corporal es relativamente raro, pero las convulsiones son comunes. Las convulsiones pueden aparecer en cualquier momento. Más que un cambio permanente en el cerebro, la razón puede ser el patrón en aumento del consumo que conduce a niveles cada vez más altos en la sangre.
Los estimulantes, especialmente la cocaína, pueden aumentar el interés por el sexo, pero la actividad sexual se puede volver más difícil. Los estimulantes constriñen los vasos sanguíneos del pene, lo que dificulta mantener unas erección y puede retardar la eyaculación.
Asimismo, hay serias consecuencias sociales relacionadas con el consumo crónico de estimulantes psicomotores. La hostilidad en aumento, la paranoia y la beligerancia que se asocian con niveles más altos de estimulantes en la sangre, producen violencia.
Con el consumo crónico se desarrollan distintos problemas. A medida que aumenta con consumo más frecuentes, los movimientos repetitivos y extravagantes se vuelven más exagerados. Se trata de conductas autodirigidas, como intentar quitarse insectos imaginarios bajo la piel o montar y desmontar algún aparato, o comportamientos más sociales como mantener relaciones sexuales o conversaciones repetitivas. Cuando los comportamientos hostiles y paranoicos se adueñan del toxicómano, éste se asemeja a un paciente esquizofrénico en plena intoxicación por anfetaminas, aunque generalmente no presenta el pensamiento desordenado. Después de unos días de hospitalización, la persona vuelve a la normalidad, aunque a veces los cambios de comportamiento persisten.
¿Cuáles son los efectos del consumo prolongado de anfetaminas en las funciones principales del organismo? Depende de cómo se administre la droga. La cocaína y la anfetamina son potentes vasoconstrictores que cortan el suministro de sangre a la región donde llega la droga. La cocaína esnifada puede producir úlceras en el recubrimiento de la nariz debido al suministro de sangre deficiente, mientras la cocaína o anfetamina fumadas pueden ocasionar sangrado en los pulmones. También aparecen úlceras estomacales o daños intestinales con el uso por vía oral o intranasal a largo plazo. Los problemas cardíacos son también muy comunes. El uso prolongado de estimulantes acelera el desarrollo de la aterosclerosis y puede provocar un daño directo en el músculo cardíaco por falta de oxígeno. El consumo a largo plazo también se asocia con muchos problemas que no son provocados directamente por las drogas: malnutrición, hepatitis, sida y otras enfermedades infecciosas.
Por último existe la posibilidad de que el uso crónico de metanfetamina puede provocar daño neurotóxico prolongado.